En momentos en que Guayaquil celebra los 489 años de su fundación, cabe recordar a personajes que, aunque no nacieron en la ciudad, ofrecieron un gran aporte para su desarrollo.
Este es el caso de George Lewis Capwell, nacido en Olean, Nueva York y que llegó a la ciudad a mediados de la década de 1920 como delegado de la empresa eléctrica de Guayaquil. Su pasión por los deportes, en especial por el béisbol y boxeo, lo llevo más allá de sus obligaciones profesionales, a tal punto que se dio tiempo para armar un club deportivo: el Club Sport Emelec.
“Lo han descrito como el gringo guayaquileño. Él tuvo el sueño de que se concrete un campo para béisbol aquí, en el estadio que luego se llamó George Capwell”, indica Antonio Ubilla Mancheno, quien es arquitecto de profesión, pero se ha especializado en historia.
El sueño de Capwell se concretó en 1925 cuando el estadio abre sus puertas con el partido de béisbol inaugural entre Emelec y Oriente. Sin embargo, ya en ese entonces el fútbol era un deporte popular en la ciudad por lo que los miembros de la empresa eléctrica, que eran los socios del club, pidieron que haya esta disciplina. Entonces se organiza un partido entre Emelec y un equipo de Manabí.
“Aquí se jugó el Sudamericano del 47 cuando el mundo descubrió a un tal Alfredo Di Stefano. En este lugar, en el año 59, un 11 de enero jugó Pelé, el mejor futbolista”, destaca Ubilla.
Ahora, Guayaquil vuelve a retomar sus raíces históricas a favor del deporte con la actual administración municipal. El Alcalde Aquiles Álvarez impulsa la práctica de deporte como herramienta para reconstruir el tejido social con diversas iniciativas que en su primer año de gestión han impactado de manera positiva a más de 54.000 personas, con el objetivo de transformar a la urbe en la Ciudad de Todos.